Tendencias en el uso de fertilizantes orgánicos y biológicos en Chile
En los últimos años, la agricultura chilena ha experimentado un cambio significativo hacia prácticas más sostenibles, impulsadas por la demanda de productos más saludables y responsables con el medio ambiente. Los fertilizantes orgánicos y biológicos han ganado terreno en este contexto, especialmente en cultivos frutícolas de exportación como uvas, manzanas y arándanos.
Los fertilizantes orgánicos son aquellos derivados de fuentes naturales, como el compost y estiércol, que aportan nutrientes esenciales al suelo y promueven la biodiversidad de microorganismos beneficiosos. Estos productos se han vuelto populares debido a que mejoran la estructura del suelo, favorecen la retención de agua y disminuyen la erosión. Además, su uso a largo plazo puede reducir la necesidad de fertilizantes sintéticos, lo que disminuye la dependencia de productos químicos.
Por otro lado, los fertilizantes biológicos, que contienen microorganismos vivos, también están ganando protagonismo. Estos organismos facilitan la descomposición de materia orgánica y la disponibilidad de nutrientes para las plantas. Un ejemplo relevante es el uso de micorrizas, hongos que forman asociaciones simbióticas con las raíces de las plantas, mejorando la absorción de agua y nutrientes.
En Chile, el mercado de fertilizantes orgánicos y biológicos ha crecido especialmente en regiones como la de O'Higgins y Maule, donde la fruticultura es clave para la economía local. Sin embargo, el principal desafío para los agricultores ha sido el costo más elevado de estos productos en comparación con los fertilizantes convencionales.
A pesar de esto, los beneficios a largo plazo, como la mejora de la calidad del suelo y el aumento de la resistencia de los cultivos a plagas y enfermedades, han impulsado la adopción de estas soluciones. Las exportaciones de frutas producidas con prácticas más sostenibles también han generado mayor valor en mercados internacionales exigentes, como Europa y Estados Unidos, lo que refuerza la tendencia hacia una agricultura más limpia y competitiva.